Patmos, o Patnos, es una pequeña isla del archipiélago del Dodecaneso, entre Ikaria, Leros y Kálimnos, considerada sagrada y llamada la Jerusalén del Mar Egeo. La isla está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el 1999.
Es aquí donde San Juan el Teólogo fue exiliado entre el 95 y el 97 d.C. y escribió el libro de la Revelación o Apocalipsis. Patmos es rocosa, de origen volcánica y llena de bahías pequeñas. Una fortaleza impresionante surge sobre la colina que domina el puerto, circundado por el blanco deslumbrante de las casas. Iglesias y palacios se suceden, separados por callejones, por murallas altas y por pequeñas plazas que se abren al Mar Egeo.
El puerto para llegar a Patmos se encuentra en Skala, un país animado con sus casas blancas, sus patios floridos, el pescado recién pescado y preparado en las tabernas, los hoteles, los restaurantes, cafés, tiendas de souvenir. Al norte de Skala está el pueblo de Kambos, escondido entre los árboles y el verde, con la que muchos consideran es la mejor playa de la isla. La costa de Patmos, en realidad, esconde multitud de playas estupendas, como Grigos, Kallikatsou, Psili Ammos, Agriolivado, Livadi Geranou y Diakofti, todas para descubrir y vivir.
Podéis llegar a Patmos desde el puerto del Pireo o en avión desde Rodas, Kos, Kálimnos y Leros.
No lejos de Patmos existe un grupo de islas pequeñas, conocidas con el nombre colectivo de Lipsi, es decir, el nombre de la isla más grande y la única habitada. Aquí se encuentran playas preciosas de aguas límpidas. La isla es tan pequeña que a cada playita se llega a pie, deteniéndose en las tabernas, en las ouzerías y en los cafés que se encuentran en la plazita.
En este islote hay una espléndida playa ideal para todos aquellos que desean huir de las presiones de la vida cotidiana en busca de un poco de relax.
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